José Guadalupe posada
Conocemos a Guadalupe Posada como el artista mexicano
popular mas importante para el país no
solo creo las mas famosas caricaturas políticas si no también popularizo
el día de muertos con sus famosas catrinas y calaveras ya 100 años de su muerte
y aun sigue presente en el arte popular mexicano.
Guadalupe posada nace el 2 de febrero de 1852, en el
Barrio de San Marcos de la ciudad de Aguascalientes
La familia de posada era humilde, su padre Germán Posada
era panadero; pero su hermano mayor, José Cirilo fue profesor y dirigía la
escuela municipal, ubicada en un edificio de la acera norte del jardín de San
Marcos. Ahí Guadalupe le ayudaba a controlar a los chicos o los entretenía
dibujando un sinfín de cosas. Cirilo debió intuir el talento natural de su
pequeño hermano, hecho que confirmó al mirarlo trabajar decorando vasijas en la
alfarería en el taller de su tío Manuel.
A la edad de quince años, José Guadalupe ya era
considerado un artista, había logrado perfeccionar su técnica y seguramente
realizaba diversos trabajos vinculados al arte. En 1871 comenzó a publicar en
la revista El Jicote; aparecieron 11 grabados donde se observa la influencia de
los caricaturistas que le antecedieron. Otro dato importante, es la creación de
la primera calavera, es la más antigua obra que se le conoce: tenía apenas 19
años.
Sus datos personales han sido un misterio que poco a poco
se han ido descubriendo ilustraciones publicitarias como empaques de cigarros,
cajetillas de cerillos, etiquetas para cajas de puros, vinos y medicamentos;
portadas e interiores de recetarios de cocina; carteles taurinos, teatrales,
circenses y de las primeras funciones de lucha libre que llegaban al país.
También sus dibujos estuvieron presentes en los periódicos,
ilustró desde lo que hoy se conoce como la nota roja, noticias de accidentes,
como el ocurrido en las minas de carbón en Palau, Coahuila; erupciones de
volcanes y hasta el famoso incendio del puente San Luisito, en Monterrey, en
1903.
Asimismo realizó
grabados para artículos de entretenimiento, esoterismo y educación como los
juegos de mesa de la oca, la lotería, el nuevo coyote, libros para aprender a
leer las cartas, cancioneros, almanaques, la biblioteca del niño mexicano,
cartas de amor, poemas, corridos. En fin, su ilustración no tuvo límites.
Las calaveras de Posada son en la mayoría de los casos
asociadas con el Día de los Muertos, ya que interpretó la vida y las actitudes
sociales del pueblo mexicano, representados en sus grabados con calaveras
vestidas de gala, calaveras en fiesta de barrios, en calles urbanas, en las
casas de los ricos. Dibujó calaveras montadas a caballos, en bicicletas, con
las que señalaba las lacras, la miseria y los errores políticos del país. Es el
caso original de La Catrina o La Calavera garbancera, retomada años después por
Diego Rivera, el grabado que representa una burla de los indígenas enriquecidos
durante el Porfiriato que despreciaban sus orígenes y costumbres, copiando
modas europeas.
En base a estas calaveras Ilustró corridos, historias de
crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y caricaturizó a todo
tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos,
peladitos, bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros.
Además
ilustró las famosas "calaveras" (versos con alusión a la muerte que
se ilustraban con esqueletos vivos personificados) género que Posada desarrolló
de manera extraordinaria. Revistió al esqueleto en la calavera: esencia de los
pesares y alegrías del pueblo.
Posada fue un artesano, un artista que no se creía tal.
Hizo caricaturas a favor y en contra de Porfirio Díaz; a favor y en contra de
la Revolución; no fue un retratista político, en sentido estricto, fue un
hombre que ilustraba y caracterizaba conforme iban surgiendo los trabajos.
Cronista
excepcional que pintó la comedia humana, la tragicomedia mexicana de un siglo
que terminaba y otro que nacía. Posada captó las historias de la vida
cotidiana: el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la
sorna, la carcajada, el miedo, la fe, el regocijo, el pecado, la magnificencia,
la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, el
pecado, el amor, lo mexicano. Más allá de ponerle cualquier adjetivo, Posada
como pocos artistas, ha trascendido en lo que somos, en la imagen de un
mexicano que se transforma en universal.
José Guadalupe
Posada es un artista cuya obra, presumiblemente efímera, quedó para la
posteridad por muchas razones, una de ellas, es su presencia en la vida
cotidiana. Una obra póstuma es la llamada Calavera Catrina, impresa en 1913 y
que se convirtió en uno de los símbolos nacionales.
La vigencia de Posada se muestra en las miles de piezas
de calaveras creadas por artesanos de todo el país; así como decenas de libros
que se siguen publicando año con año en el mundo con sus obras.
Posada tenía una producción muy amplia de dibujos,
carteles y grabados que se distribuían en todas las regiones de la república,
sumando cuando menos 5 millones de ejemplares.
Posada, cien años
después de muerto, está más vivo que nunca.
Carolina Torres
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