Burberry
Burberry es una casa británica
de moda de lujo, fabrica ropa y otros complementos. Su distintivo es un
caballero inglés montado en un corcel y el monograma de enrejado. La empresa
tiene tiendas propias en el mundo entero, y también se vende en almacenes de
prestigio. La marca también controla un negocio por catálogo y tiene una línea
de fragancias. Tanto la Reina Isabel II como
el Príncipe de Gales han
concedido a la marca el título Proveedor Real. El Director de Diseño actual es Christopher Bailey
Thomas
Burberry nació en 1835 y en 1856, es decir siendo relativamente joven, abrió su
primera tienda en Basingstoke. Ese sería el comienzo de la ya mítica marca BurbBurberry
Burberry es una casa británica de moda de lujo, fabrica ropa y otros complementos. Su distintivo es un caballero inglés montado en un corcel y el monograma de enrejado. La empresa tiene tiendas propias en el mundo entero, y también se vende en almacenes de prestigio. La marca también controla un negocio por catálogo y tiene una línea de fragancias. Tanto la Reina Isabel II como el Príncipe de Gales han concedido a la marca el título Proveedor Real. El Director de Diseño actual es Christopher Bailey
Thomas Burberry nació en 1835 y en 1856, es decir siendo relativamente joven, abrió su primera tienda en Basingstoke. Ese sería el comienzo de la ya mítica marca Burberry. Gran observador, Thomas encontró en la ropa de trabajo de los granjeros de su alrededor la inspiración para su mayor logro: la gabardina. En 1879 creó un prototipo de abrigo resistente al agua. En un lugar tan habituado a la lluvia como Inglaterra, esta prenda no tardó en llamar la atención de motoristas, viajeros y otros amantes de la naturaleza que lo convirtieron en un auténtico acontecimiento y en uno de los mayores emblemas de la cultura y la estética británicas.
Con el éxito de la comercialización de la gabardina, Thomas Burberry abrió una tienda en Londres, concretamente en Haymarket -que seguía, hasta hace relativamente poco, siendo la tienda emblema de Burberry-. Con el fin de proteger sus intereses y de evitar copias, el británico registró el logo, un caballo, en 1904, aunque no aparecería incluido en la ropa hasta 1920. El éxito de la gabardina y de lo reconocible tanto del logo como del corporativo cuadro escocés llevaron, a partir de los años sesenta, a una expansión despersonalizada de la marca Burberry hacia todo tipo de productos, desde bufandas de cachemir todo un superventas de la firma hasta paraguas.
Burberry fue eso, una marca percibida como fuente inagotable de productos rentables, hasta medidos de los noventa. En 1997, la estadounidense Rose Marie Bravo asume la presidencia de Burberry yaumentó su caché subiéndola a las pasarelas. Para obrar el milagro bastaron un par de cosas. Por una parte, el nombramiento del conceptual Roberto Menicheti -procedente de Jil Sander- como director creativo. Por otra, unas fotos de la top model Kate Moss, perseguida constantemente por los paparazzi, enfundada en un trench de Burberry. La demanda de la famosísima prenda y la imagen de la marca comienzan a subir como la espuma.
Con el nuevo siglo, llega una nueva etapa a la ya revalorizada firma británica. Christopher Bailey, británico de treinta años, hereda la dirección creativa con el objetivo de introducirla en el futuro. Procedente de la escuela de Tom Ford -trabajó con el texano durante cinco años como diseñador jefe de Gucci-, decidió desde el comienzo, asumir el control creativo de todos los productos de la marca, desde las prendas hasta elpackaging o la imagen corporativa y publicitaria. Bailey logrará su objetivo con creces: abrir Burberry a un público joven y urbano manteniendo a la vez a la clientela habitual. “Cuando llegué a la firma no lo hice con la intención de cambiarla radicalmente, al contrario, analicé su DNI y respeté elementos tan representativos como el trench o las bufandas para que sus clientes no dejaran de reconocerla”. Algo a lo que el diseñador añade: “Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que Inglaterra posee una cultura popular arraigada, joven y poderosa, basada en la música, la moda, el cine… La combinación de ambas culturas es la clave del espíritu que Burberry transmite”. Entre las influencias del británico, además de los motivos típicamente ingleses, se encuentran otras más artísticas como la obra del pintor David Hockney.
En el invierno de 2008, la imagen de la mujer Burberry, encarnada por la modelo Agyness Deyn -musa habitual de la marca-, es la de una “guerra de lujo, con espíritu rock & roll”.
Bailey sigue lidiando con la imagen legada, intentando mantener las señas de identidad británicas pero sin resultar esclavo de ellas: “Somos una marca inglesa, pero dirigida a un público internacional, así que procuro ser British en la actitud o el estilismo, sin que ello me obligue a utilizar la Union Jack en cada una de las prendas”.
Entre las celebrities adictas a Burberry, por supuesto, no podían faltar latriada de oro británica formada por Emma Watson -protagonista de las campañas otoño-invierno 09/10 y de primavera-verano 2010-, Alexa Chung y Kate Moss -imagen de la marca allá por el año 98- o la ya mencionada Agyness Deyn, rostro de la campaña de primavera-verano 2008 y del perfume The Beat.Uno de los grandes logros de Bailey ha sido convertir Burberry en la marca de lujo pionera en el uso de estrategias digitales. Además de emitir en streaming y en abierto su desfile de primavera-verano 2011,
La firma fue la primera en alcanzar los tres millones de seguidores en Facebook. Sobre la estrategia de la marca en Internet, el británico apunta: “Las marcas cada vez son más multidimensionales. Además de comprar un producto importa el cómo. Y hemos descubierto que cuanto más entretenemos másse acerca nuestra marca a la gente. Y entonces, quizá un día compren. Y después… ¿quién sabe?”. Dispuesto a no dejar pasar la oportunidad que le brindan las redes sociales, Bailey, un auténtico nativo digital hecho a sí mismo, se apunta un tanto al afirmar: “No veo consumidores, sino gente que interactúa con nosotros”.
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Gran observador, Thomas encontró en la ropa
de trabajo de los granjeros de su alrededor la inspiración para su
mayor logro: la gabardina. En 1879 creó un
prototipo de abrigo resistente al agua. En un lugar tan habituado a la lluvia
como Inglaterra, esta prenda no tardó en llamar la atención de motoristas,
viajeros y otros amantes de la naturaleza que lo convirtieron en un auténtico
acontecimiento y en uno de los mayores emblemas de la cultura y la estética británicas.
Con
el éxito de la comercialización de la gabardina, Thomas Burberry abrió una
tienda en Londres, concretamente en Haymarket -que seguía, hasta hace
relativamente poco, siendo la tienda
emblema de Burberry-. Con el fin de proteger sus intereses y de
evitar copias, el británico registró el logo, un
caballo, en 1904, aunque no aparecería incluido en la ropa hasta 1920.
El éxito de la gabardina y de lo reconocible tanto del logo como del
corporativo cuadro escocés llevaron, a partir de los años sesenta, a una expansión despersonalizada de
la marca Burberry hacia todo tipo de
productos, desde bufandas de cachemir todo un superventas de la firma hasta
paraguas.
Burberry
fue eso, una marca percibida como fuente inagotable de productos rentables,
hasta medidos de los noventa. En 1997, la estadounidense Rose Marie Bravo asume
la presidencia de Burberry yaumentó
su caché subiéndola a las pasarelas. Para obrar el milagro bastaron
un par de cosas. Por una parte, el nombramiento del conceptual Roberto
Menicheti -procedente de Jil Sander- como director creativo. Por otra, unas
fotos de la top model Kate Moss, perseguida constantemente por
los paparazzi, enfundada en un trench de Burberry. La
demanda de la famosísima prenda y la
imagen de la marca comienzan a subir como la espuma.
Con
el nuevo siglo, llega una nueva etapa a la ya revalorizada firma británica.
Christopher Bailey, británico de treinta años, hereda la dirección creativa con
el objetivo de introducirla en el
futuro. Procedente de la escuela de Tom Ford -trabajó con el texano
durante cinco años como diseñador jefe de Gucci-, decidió desde el
comienzo, asumir el control creativo de
todos los productos de la marca, desde las prendas hasta elpackaging o la imagen
corporativa y publicitaria. Bailey logrará su objetivo con creces: abrir
Burberry a un público joven y
urbano manteniendo a la vez a la clientela habitual. “Cuando llegué
a la firma no lo hice con la intención de cambiarla radicalmente, al contrario, analicé su DNI y respeté
elementos tan representativos como el trench o
las bufandas para que sus clientes no dejaran de reconocerla”. Algo a lo que el
diseñador añade: “Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que Inglaterra posee
una cultura popular arraigada, joven
y poderosa, basada en la música, la moda, el cine… La combinación de ambas
culturas es la clave del espíritu que Burberry transmite”. Entre las
influencias del británico, además de los motivos típicamente ingleses, se
encuentran otras más artísticas como la obra del pintor David Hockney.
En
el invierno de 2008, la imagen de la mujer Burberry, encarnada por la modelo Agyness Deyn -musa
habitual de la marca-, es la de una “guerra de lujo, con espíritu rock &
roll”.
Bailey
sigue lidiando con la imagen legada, intentando mantener las señas de identidad
británicas pero sin resultar esclavo de ellas: “Somos una marca inglesa, pero
dirigida a un público internacional, así que procuro
ser British en la
actitud o el estilismo, sin que ello me obligue a utilizar la Union Jack en cada una de
las prendas”.
Entre
las celebrities adictas a
Burberry, por supuesto, no podían faltar latriada
de oro británica formada por Emma
Watson -protagonista de las campañas otoño-invierno 09/10 y de
primavera-verano 2010-, Alexa
Chung y Kate Moss -imagen
de la marca allá por el año 98- o la ya mencionada Agyness Deyn, rostro de la
campaña de primavera-verano 2008 y del perfume The Beat.Uno de los grandes
logros de Bailey ha sido convertir Burberry en la marca
de lujo pionera en el uso de estrategias digitales. Además de emitir en streaming y en abierto su desfile
de primavera-verano 2011,
La
firma fue la primera en alcanzar los tres millones de seguidores en Facebook. Sobre la
estrategia de la marca en Internet, el británico apunta: “Las marcas cada vez
son más multidimensionales. Además de comprar un producto importa el cómo. Y
hemos descubierto que cuanto más entretenemos másse
acerca nuestra marca a la gente. Y entonces, quizá un día compren. Y
después… ¿quién sabe?”. Dispuesto a no dejar pasar la oportunidad que le
brindan las redes sociales, Bailey, un
auténtico nativo digital hecho a sí mismo, se apunta un tanto al afirmar: “No
veo consumidores, sino gente
que interactúa con nosotros”.
Carolina Torres
diseño de modas
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